martes, 16 de noviembre de 2010

Gaiman

Cuando llegamos al "puerto deseado" en la ciudad de Gaiman, notamos que la cultura era totalmente distinta aún sabiendo que estábamos en nuestro propio país. Al llegar al restaurante en donde luego almorzaríamos, rápidamente pudimos distinguir que la "entrada" (como nosotros vulgarmente la llamamos), tenía alimentos totalmente distintos a los que comemos cotidianamente, por ejemplo: la torta galesa (un especial de la casa) y otros diferentes tipos de comidas dulces.
Recuerdo una pequeña anécdota bastante simpática, y fue cuando a un compañero (sin dar nombres) le sirvieron un té a la hora del almuerzo (como es costumbre en su cultura) y éste sin saber lo que era realmente le preguntó a la bella señorita que nos había atendido de qué era la sopa...¡Muy gracioso!
Se me hace muy difícil olvidar la lección de voluntad, esperanza y perseverancia que nos dio la guía al contarnos la historia de estos aventureros galeses, que con todo su coraje, emigraron de su país natal para inmigrar en esta queridísima patria, y así, conseguir más oportunidades tanto económicamente como en otros aspectos espirituales de la vida. Estos humildes trabajadores realmente nos dieron una clase de cómo salir adelante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario